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25.4.12

UN PASEO POR SAN PEDRO CHOLULA

Esta semana salen los últimos posts de las participantes del mes del lector en Dumbo! Este post es largo pero quiero que lo miréis con buenos ojos porque os da la oportunidad de pasear por un pueblo probablemente desconocido para todos (más que nada porque está en México) de la mano de una persona que ha vivido allí toda su vida. Demos la bienvenida a Rosa! :)



Mi nombre es Rosa, vivo en México, estoy en pleno replanteamiento de mi vida (otra vez), en este momento con la cabeza metida en un agujero por ser la primera vez que muestro una foto mía. Desde niña he estado rodeada de manualidades y cosas hechas a mano con mucha dedicación, tuve los mejores ejemplos de eso, pero es hasta ahora que he decidido explorar esa parte por mi propia cuenta, aprendiendo de donde pueda (y a veces como pueda).

En mi blog escribo sobre las cosas que me gustan, las que veo, vivo y sobre mis experimentos craft, todo en un intento de despertar a mi yo creativo que ha estado ausente y que deseo vuelva a formar parte muy activa de mi vida actual…

Vista del cerrito desde el zócalo.
Dumbo me ha dado la oportunidad de contarles sobre un lugar que me encanta y es en donde vivo: San Pedro Cholula. Se ubica en el estado de Puebla, más o menos a unos 22 kilómetros de la capital del estado. Sabes que estás a punto de llegar a él cuando ves el Cerrito de los Remedios, un cerro que se asoma en el camino, coronado por una pequeña Iglesia amarilla y de fondo el imponente volcán Popocatépetl dominando el paisaje.

Mi pueblito (o ciudad, porque a pesar de conservar muchas costumbres, también ha crecido bastante), tiene una larga historia: fue fundada en el año 500 a.C, y representó un importante asentamiento religioso por muchos siglos. Su nombre prehispánico era Tollan Chollolan Tlachiualtepetl que se traduce como "la ciudad de los que huyeron donde esta el cerro hecho a mano".

Ese cerro hecho a mano, que se dice fue construido con grandes adobes hechos por gigantes, es la pirámide, la cual es famosa por que posee la base más grande del mundo con 400 metros por lado.

Hay una leyenda muy curiosa sobre ella, la cual dice que el fundador de Cholula, Xelhua, era un gigante que deseoso de recrear la montaña al Dios Tlaloc (Dios de la lluvia) empezó a construir un cerro tan alto que llegaría al cielo; los Dioses, descontentos por tal acción mandaron una piedra gigantesca en forma de sapo que cayó sobre el cerro y frenó su crecimiento (si desean saber más, aquí pueden leer con detalle la leyenda).

Esta pirámide está formada por siete pirámides superpuestas a lo largo de seis siglos; su altura es de 62 metros, cuenta con 8 kilómetros de túneles, de los cuales sólo se puede recorrer un pequeño tramo, ya que siguen excavando e investigando. También tiene dos murales, uno que le llaman de las mariposas y otro de los bebedores, en el cual hay 100 figuras humanas que representan la ceremonia del pulque, una bebida alcohólica que se fabrica a partir de la fermentación del jugo o aguamiel del agave o maguey y que era sagrada.

Mural de los Bebedores.

Cuando llegaron los colonizadores españoles, en el siglo V, Cholula era un centro ceremonial y político muy importante, y que, después de la conquista española en el centro del país, se convirtió en un importante punto de vivienda y evangelización de la zona.

La segunda fundación de Cholula fue en 1557, en donde se empieza a borrar y olvidar el pasado prehispánico para dar paso a sus famosas Iglesias y sus tradiciones coloniales.

Muchas de las antiguas construcciones fueron destruidas y sobre ellas se construyeron Iglesias y casas. El ejemplo es el Convento de San Gabriel, el cual está construido sobre el templo al Dios mayor Quetzalcoatl.

Después de esta brevísima reseña histórica, muestro el recorrido que hice para que conocieran las calles y los lugares que conozco:


2.4.12

EN ABRIL, TUTORIAL PARA HACER POSAVASOS DE TELA!

Feliz nuevo mes a todos! Como os conté hace unos días, Abril será el mes en que los lectores de Dumbo participen escribiendo posts como invitados. Si os apetece aún estáis a tiempo de mandarme cosas, leed el post y a ponerse manos a la obra! La primera valiente es Montse, así que para inaugurar el mes del lector os dejo con este súper tutorial para hacer unos sencillos pero efectistas posavasos (o manteles individuales, también molaría!).


Hola a todos los lectores de Dumbo. Soy Montse Llamas y estoy encantada de poder dirigirme a vosotros desde aquí. Muchas gracias Deborah y Arieh!

He dibujado, pintado y cosido desde pequeña. Con los años, incluso acabé consiguiendo un título de Licenciada en Bellas Artes que me permite ganarme la vida de profesora y que me mantiene en contacto con la realidad fuera de las paredes de mi casa-estudio. Un día, después de una insatisfacción creativa creciente, decidí aparcar los pinceles y los lienzos y cambiarlos por agujas, hilos y trocitos de telas. Según he ido profundizando más en este mundo de la creación textil en general y del patchwork en particular, más apasionada me siento. Y lo que más me gusta es sentirme libre para investigar y expresarme, lo mismo en una obra que va a tener como única función el mirarnos desde una pared, que en una que nos va a acompañar y hacer nuestra vida un poco más cómoda y bonita.

Me podéis encontrar de vez en cuando, con mi gata Catalina, en el blog arts and cats o ver las cosas que he hecho hasta el momento en la web.

 
Hoy quería compartir hoy con vosotros cómo he hecho estos posavasos, uno de esos objetos que a mí me hace la vida más agradable.



Una de las cosas que caracterizan mis obras es el origen diverso de las telas que utilizo. Me encanta comprar telas bonitas pero también reutilizar prendas de vestir que ya no me pongo y darle una nueva vida al tejido (la de rayas rojas y blancas era una camiseta de cuando era niña). A veces no somos conscientes de la importancia y la personalidad de cada trocito de tela que nos rodea. En este trabajo he mezclado telas nuevas y usadas, lo que le da un toque ya desgastado al algodón.

Se empieza dibujando y recortando en papel las plantillas con las que vamos a trabajar: los círculos de las bases y las otras formas geométricas que aplicaremos encima. Después se cortan las mismas formas en la tela, dejando un estrecho margen de costura alrededor.



A continuación, se hilvana la costura de cada pieza sobre la plantilla.



Se cose cada pieza sobre la base del posavasos con puntada escondida. En el mundo del patchwork, a esta técnica se le llama "aplicación". Esta es la parte que más me gusta. Coser puntadas chiquititas es muy relajante. En este caso, me apetecía que se vieran, así que en algunos casos incluso utilicé hilo de un color contrastado.

Antes de llegar al final de la costura, no hay que olvidarse de quitar el hilván y sacar la plantilla de papel.





El siguiente paso consiste en unir las bases por parejas y coserlas de igual modo. Podemos poner dentro otro círculo de tela más gruesa como denim o tela de acolchar, para que dé cuerpo a los posavasos.





Y, llegado este momento, esto es lo que tenemos. Os preguntaréis para qué todo este trabajo de las plantillas y de coser a mano, cuando los círculos se podrían hacer fácilmente a máquina. Pues es que me gusta más como queda así. Realmente le da definición y limpieza a las curvas. Aparte de la estética totalmente diferente de la costura manual…



En el momento del acolchado sí que ponemos a funcionar nuestra máquina. He utilizado un tipo de acolchado libre, que le dé más irregularidad a las puntadas. Para ello uso un prensatelas especial de acolchar o de bordar y escondo los dientes de arrastre de la máquina. Se puede hacer cualquier tipo de patrón, como espirales, zigzag, líneas…





Y, después de esto, solo nos queda destacar algunas zonas mediante el bordado. En este caso he utilizado punto de cadeneta para perfilar y añadir líneas.





Me apetecía también buscar una forma de guardar y exhibir los posavasos, así que cosí una caja cilíndrica, con la misma base circular y una tira rectangular alrededor.





Y éste fue el resultado. ¡Estoy encantada con mis nuevos posavasos! Los he hecho grandes grandes, para no preocuparme más de que que mis copas de cocktail manchen las mesas… Y a veces también los uso como simple decoración.

¡Espero que os haya gustado!



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