En marzo leí un precioso artículo de El País titulado Aurora Boreal, que mucha gente compartió en sus redes sociales porque contiene uno de los mensajes más positivos y los ejemplos más esperanzadores a los que podemos agarrarnos en estos días un tanto inciertos. Islandia ha sido los últimos años el paradigma de la revolución y el cambio, desde que primero lograron hacer dimitir a todo su gobierno, siguiendo por su intención de encarcelar a los responsables del desastre financiero que sufrió el país y tercero y mucho más importante, por su capacidad para renacer y sobre todo para no volver a cometer los mismos errores.
De ahí que estén adoptando un modelo distinto para hacer las cosas: un modelo femenino (que no feminista necesariamente).
He hecho un resumen del genial artículo (escrito por un hombre) por si vais con prisas -pero leedlo cuando tengáis un rato!-:
Los tres bancos principales de Islandia quebraron en octubre de 2008 y dejaron deudas que ascendían a más de 10 veces el PIB del país. Islandia, que hasta entonces ocupaba el primer puesto en el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas (es decir, el mejor sitio para un ser humano en el planeta Tierra), se encontró mucho más allá de la bancarrota. Y se echó la culpa a los hombres. Los hombres le echaron la culpa a los hombres. En el partido del Gobierno dominaban los hombres, los banqueros casi sin excepción eran hombres y los temerarios, absurdamente ambiciosos, impulsos que condujeron a una pequeña nación de pescadores a creer que todos se estarían bañando en champán francés por el resto de sus días eran categóricamente, exclusivamente, decididamente masculinos. Así que entonces, como comentó el Financial Times en aquel momento, aparecieron las mujeres para arreglar el lío. El primer ministro fue sustituido por la primera mujer en la historia de Islandia en ocupar el cargo, Jóhanna Sigurdardóttir (gay y casada, con dos hijos de un fallido matrimonio anterior con un hombre), que continúa ejerciéndolo hoy. Las mujeres constituyen la mayoría del Gobierno, cinco carteras ministeriales, frente a cuatro hombres. Se despidió a los consejeros delegados (todos varones) de los bancos que habían quebrado, se cambió de nombre a las entidades y se colocó en sus cargos a mujeres. Cada vez más mujeres se hacen empresarias o empiezan a aparecer en los consejos de administración de empresas privadas. Por escoger entre numerosos ejemplos, la consejera delegada de la mayor compañía de seguros de Islandia en la actualidad es una mujer, igual que la responsable para el país de Rio Tinto Alcan, que encabeza el poderoso sector nacional del aluminio.
El tópico, desde Margaret Thatcher, es que las mujeres en puestos de poder son, por necesidad, damas de hierro, que triunfan a base de pensar como hombres. La proposición que me planteé explorar en Islandia fue si el cambio había sido lo suficientemente profundo como para que a los hombres no les haya quedado más remedio ahora que pensar como mujeres.
En lo que todos los parlamentarios están de acuerdo es en que la época del capitalismo de enriquecimiento rápido se ha terminado. La palabra clave, hoy, es sostenibilidad, y todos los partidos la repiten en sus declaraciones públicas. Y la sostenibilidad, en opinión de la ministra Jakobsdottir, es un concepto más femenino que masculino. Ella lo explica así: “Mucha gente achacó los excesos de los banqueros que nos causaron tantos problemas a una cultura masculina”. “En 2009, todo el mundo decía: ‘Lo que necesitamos es menos pensamiento de chulería masculina y más mujeres con ideas pragmáticas y estratégicas’. Lo que hemos aprendido desde entonces es que si queremos permanecer alejados de la crisis y construir, todos sabemos que hay que pensar no en el futuro inmediato, sino en los próximos 10 o 20 años. Esa no es la forma de pensar de un Gobierno dominado por hombres; esa es una manera de pensar femenina”.
Le pedí que me dijera en qué terrenos concretos se podían detectar estos cambios. “Hay muchos ejemplos. En general la influencia femenina se ve en este énfasis que le damos al desarrollo sostenible, en construir la economía pensando a largo plazo, de manera fiable y segura. Las mujeres piensan en esos términos porque está en su naturaleza. Un ejemplo más específico: cómo estamos encarando los temas de los impuestos y los presupuestos. La idea es analizar los diferentes impactos que el sistema tiene sobre los hombres y las mujeres, y ver cómo podemos ajustarlo para generar más igualdad entre los géneros. También se ve la influencia femenina en la discusión sobre el empleo. Los hombres se centran en cosas como la industria del aluminio. Nosotras hablamos de los sectores creativos. Hemos llegado a la conclusión de que las artes —en especial la música y la literatura— aportan tanto dinero al país como la extracción de aluminio. No creo que a los hombres se les hubiera ocurrido ni pensarlo”.
Hablé con muchas otras mujeres, y todas expresaron variaciones de la misma idea. Audur Bjork Gudmundsdottir, directora ejecutiva en una compañía de seguros, dijo que los problemas de Islandia partían de que la gente había estado corriendo demasiado de prisa, lanzándose a grandes aventuras sin pararse a examinar los detalles de lo que estaba haciendo. “Hoy, en los consejos de administración de las empresas, en los que se ve cada vez a más mujeres, se hace hincapié en la responsabilidad, no en correr riesgos ni en intentar hacer mucho dinero muy rápido”.
Birna Einarsdottir, una de las consejeras delegadas de bancos nombradas para desplazar a los hombres inmediatamente después de la crisis de 2008, dice que la gran lección que han aprendido los islandeses mientras salían de la recesión y entraban en el crecimiento ha sido: “Atenernos a lo que sabemos; no pasarnos de listos”. “¿Quién dijo que los islandeses eran los mejores banqueros del mundo? ¿De dónde salió esa idea? De modo que, ahora, la regla es ser humildes, conocer nuestras limitaciones y aprovechar nuestras ventajas. Y, en vez de pensar que sabemos todo, hacer preguntas; pedir ayuda”. Que es lo que hacen las mujeres; no los hombres.
“Estamos entrando en una industria que antes era exclusivamente masculina”, me dijo una sonriente Sigurgisladottir, “y eso es sintomático de lo que está ocurriendo en Islandia desde la crisis. Las mujeres están asumiendo un papel mucho más activo en la economía, asumiendo más responsabilidad, y también nos apoyamos mucho más unas a otras, creando clubes de mujeres, aprovechando oportunidades más que nunca”.
Siendo madre de tres niños de menos de ocho años, siendo la ministra responsable de educación, ciencia y cultura y la número dos en el partido de Gobierno (lo cual hace pensar que es una probable futura primera ministra), Katrin Jakobsdottir es la Amazona diminutiva que encarna estos grandes cambios. Fue ella la que me dio la respuesta a la pregunta que me había planteado al llegar a Islandia esta vez. El cambio más grande de los últimos años era que, efectivamente, los hombres sí estaban pensando más como mujeres. “Tener un Gabinete con la mitad hombres y la mitad mujeres, y ahora con más mujeres, ha marcado la diferencia”, me explicó. “El centro de atención político cambia cuando hay más mujeres en el Gobierno; quiero decir que hay una diferencia en lo que se debate. Por eso en estos últimos tres años ha ocurrido algo grande e importante, y en lo que no creo que haya posibilidad de dar marcha atrás. Hemos cambiado la naturaleza de la discusión”.
Al leer el artículo recordé también una de las conferencias de TED, donde Halla Tomasdottir (islandesa y economista) cuenta cómo ha creado una empresa -y cómo podemos salir de esta situación- simplemente adoptando valores femeninos.
He hecho también un resumen, que tengo el día rollo instituto venga a resumir apuntes :)
Hola!Muy buen día! Que alegría empezar la semana leyéndote, que se te echaba de menos, ains... Menos mal que yo ya estoy inscrita a la lista de correo, es más, se lo estoy diciendo a todas mis amigas, quiero que empiece yaaaaaaaa, me inspiras, me motivas, jajajajajaja!! Una sonrisa y hasta pronto, Gala http://galahoogstraten.blogspot.com
No puedo estar más de acuerdo con la presentación del artículo: Esperanzador... Aunque por desgracia, utópico (soy de esas que, aunque tiene mucha esperanza, también tiene muy poca fe en la especie humana).
Como sucede con las empresas la competencia se entiende como algo negativo y se traduce como rivalidad. Igual que sucede entre sexos, se juega a "hundir" en vez de alimentar esas diferencias y aprender de lo positivo que nos puedan aportar.
Por cierto, al comentario de @txilibrin si que es verdad que muchas de las mujeres que vemos actualmente en el poder rozan el patetismo, pero creo que precisamente es porque la sociedad en la que vivimos nos ha inculcado muy bien que para triunfar hemos de imitar la conducta masculina (error fatal pero tremendamente habitual).
♥ Gracias por comentar! (he tenido que añadir la verificación de palabra porque se me estaba metiendo mucho spam de repente... sé que es un coñazo, sorry!)
Pues hija, siempre he dicho que aunque yo sea mujer, no me gustan las mujeres políticas. Al menos todas las que vemos en la tele son unas HdP...
ResponderEliminarHola!Muy buen día!
ResponderEliminarQue alegría empezar la semana leyéndote, que se te echaba de menos, ains...
Menos mal que yo ya estoy inscrita a la lista de correo, es más, se lo estoy diciendo a todas mis amigas, quiero que empiece yaaaaaaaa, me inspiras, me motivas, jajajajajaja!!
Una sonrisa y hasta pronto,
Gala
http://galahoogstraten.blogspot.com
cada día estoy más enganchada a este blog
ResponderEliminarolé post!
No puedo estar más de acuerdo con la presentación del artículo: Esperanzador... Aunque por desgracia, utópico (soy de esas que, aunque tiene mucha esperanza, también tiene muy poca fe en la especie humana).
ResponderEliminarComo sucede con las empresas la competencia se entiende como algo negativo y se traduce como rivalidad. Igual que sucede entre sexos, se juega a "hundir" en vez de alimentar esas diferencias y aprender de lo positivo que nos puedan aportar.
Por cierto, al comentario de @txilibrin si que es verdad que muchas de las mujeres que vemos actualmente en el poder rozan el patetismo, pero creo que precisamente es porque la sociedad en la que vivimos nos ha inculcado muy bien que para triunfar hemos de imitar la conducta masculina (error fatal pero tremendamente habitual).
Ya lo conocia un amigo escribio de él en su blog pero siempre está bien recordarlo
ResponderEliminarhttp://blog.sacelen.com
www.conideasyaloloco.com
A mi se me hizo un poco pesado leer tanta filosofía... :S
ResponderEliminarCreo que es mi post favorito de 3 años que llevo siguiendote. !!! lo voy a imprimir y enmarcar.
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