¡NO HAY AMOR SIN BIGOTE!

Ah, ¿qué sería de un hombre sin un buen bigote?

Nada.

En serio, nada. Los personajes de verdad importantes, los auténticos machos de la historia (algunas mujeres también, yo misma sería un gran ejemplo si no me resignase a la moda contemporánea de la depilación e intentase emular a Frida Kahlo) han lucido un buen bigote. Esto es un hecho. Si uno no lleva bigote será un mindundi cualquiera, un tío normal, común y corriente, vulgar y mundano.
Oh. Qué asco la vulgaridad y la mundanidad.

El bigote (cuento). Guy de Maupassant.

(...) En serio, un hombre sin bigote deja de ser un hombre. No me gusta mucho la barba que casi siempre da un aspecto desaliñado, pero el bigote, ¡ay, el bigote!, se hace imprescindible en una fisonomía viril. No, nunca podrías imaginar cuán útil resulta para la vista y... las relaciones entre esposos... este pequeño cepillo de vello en el labio. Se me han ocurrido un montón de reflexiones sobre este tema que apenas me atrevo a contarte por escrito (...)

¡En fin! Da igual si no me entiendes. Y además, querida, procura leer entre líneas.

Sí, cuando mi marido me llegó afeitado, enseguida supe que jamás sentiría debilidad por un comediante, ni por un predicador, aunque fuese el padre Didon, el más seductor de todos. Y cuando más tarde estuve a solas con él (mi marido), fue mucho peor. ¡Oh! querida Lucía, nunca te dejes besar por un hombre sin bigote; sus besos no tienen ningún sabor, ninguno, ninguno! Ya no tiene ese encanto, esa suavidad y esa... pimienta, sí, esa pimienta del auténtico beso. El bigote es su guindilla.

(...) 

¡No hay amor sin bigote!

Nuestra colección de once chapas -elegantísimas, finísimas y originalísimas- ya a la venta, en paquetitos de 4 (que pueden ser sorpresa o a tu elección si tienes preferencias por algún bigote determinado, cosa que sería totalmente comprensible). 

Escríbenos a dumboshop@gmail.com!