PARA VIVIR MEJOR: LIMITAR EL USO DE COSMÉTICOS

Como ya sabéis los que paséis de vez en cuando por aquí, estoy haciendo un experimento capilar y he dejado de usar champú para lavarme la melena con el objetivo de empezar a reducir el consumo de envases, mejorar la salud de mi pelo y de mi organismo en general y empezar a ser más responsable con la compra y el consumo de productos cosméticos. 

Últimamente me estoy fijando mucho en esto y sé que todas nosotras (especialmente las mujeres) tenemos un arsenal de productos cosméticos en nuestros baños y neceseres, probablemente cientos de ellos si los contamos, y probablemente sólo usemos un tercio de ellos con regularidad, o los empezamos a usar y luego lo dejamos abandonados en un cajón (ehem, anticelulíticos, mascarillas, maquillajes...), y al final cuando te cambias de piso o haces limpieza de primavera  empiezas a vaciar y no quieres tirar porque sabes lo que te costaron en su día pero en el fondo de tu ser eres consciente de que fue un gasto absurdo y de que NUNCA más vas a utilizarlos, "oh, bueno, quizás el lápiz de ojos blanco vuelva a ponerse de moda...(WHAT THE FUCK???!)". 

imagen titulada "the pursuit of happiness" y encontrada aquí

Esto podría no ser ningún problema pero sí lo es. Lo es lo mires por donde lo mires. Por ejemplo, empieza a ser un problema que nos creamos que necesitamos todo eso -o algo de eso- para estar bonitas. Y ahora podría hacer un speech pseudo-feminista en que os anime a no depilaros y no usar maquillaje, pero no quiero engañar a nadie porque soy la primera que es feliz con su eyeliner fucsia y su laser. A lo que me refiero es a la especie de compulsión que tenemos por tener de todo y creernos que comprar y comprar y tener y tener va a hacernos efectivamente más guapas y más felices. A todas nos gusta darnos caprichos, pero voy a revelar un secreto: tengo la oscura teoría de que las chicas que conozco que más gastan en ropas y potingues de forma contínua y compulsiva y las que más se preocupan por su imagen tooodo el tiempo son las más infelices. Ahí queda eso. Lo diré en voz alta si es necesario. Para mi, tener el síndrome de la tarjeta de crédito quemada es sinónimo de infelicidad, inseguridad y ansiedad. Así que no digáis delante mío que sois unas gastadoras compulsivas porque mi sensación es que estáis intentando llenar EL VACÍO para luego quejaros de que no tenéis un duro. Y ya. 

La otra parte del problema que sigue en el terreno de lo personal es lo que veréis en el mini-docu de después. Lo que os decía en el post de los champús de que los productos químicos contenidos en jabones y cosmética son nocivos para la salud. Que sí, que no te mueres por ponerte colorete, pero si sumas todo lo que te pones a diario durante cada día de tu vida, pues chica, igual al final te sale algo y no se sabe de dónde y quizás (y digo quizás) esto haya contribuído de alguna forma. Claro que es tu decisión, claro. Todos tenemos hábitos poco saludables y vivimos en ciudades contaminadas y hay cosas que podemos cambiar y otras que no, la cuestión es si nos sentimos cómodos con la autodestrucción.

Yo no demasiado, la verdad. 

Y por último pero no menos importante, está el denso tema de nuestra responsabilidad ecológica y de colaboración con las grandes indústrias químico-farmacéuticas. No es un asunto del que disponga de toda la información que me gustaría (y nunca lo tendré, ese es el gran drama de la sociedad actual, la falta de información o la información panfletaria y alarmista) pero lo que sí tengo claro es que no tengo intención de alimentarlo de forma consciente, así que ahí está mi pequeño granito de arena cuando decido ser más consecuente con lo que compro y con los envases y productos que entran en mi casa.

No es un cambio que una pueda hacer de un día para otro, porque si llevas treinta años (like me) con un patrón de conducta el verdadero reto está en cambiarlo. Lo fácil es seguir como hasta ahora. Eso es lo que hacemos la mayor parte del tiempo porque somos demasiado perezosos, demasiado cobardes o demasiado indiferentes. 

Este mini-doc no es que sea la gran maravilla y en realidad, como todo, está sesgado por una sola visión del problema, pero en realidad pienso que es muy ilustrativo y al menos te deja con las ganas de hacer algo, con esa pequeña chispita de ilusión para moverte. Yo os animo a que además de pensar en hacer algo deis el paso y hagáis algo realmente. No veas lo bien que sienta cuando haces algo por ti misma. Es un subidón de seguridad y autoestima, y creo que a todas nos viene bien uno de esos de vez en cuando. Si no, mirad vuestro cajón del baño y analizadlo a fondo.

Y ahora tiradlo todo a la basura (o casi todo, seguro que hay cosas de las que no sois capaces de prescindir, a mi también me pasa) y seguid atentas porque pienso ahondar en todo este asunto.

Ale, feliz lunes y feliz semana, las que trabajéis con horarios y jefes y demás seguro que estáis contentas porque no sé qué día de estos es fiesta, ¿no? Semana Santa me han dicho! Pues venga, a vacacionar! :)