Una sección escrita por Eva
Los idiotas
prefieren la montaña y en mi interior yo tengo una playa, decía una canción de
La Costa Brava. Siempre he preferido la playa en una dicotomía tipo anuncio de
Veet, pero reconozco que últimamente me ha dado por la montaña. El campo, se
decía en mi casa. Este fin de semana nos
hemos ido a la montaña, cada una de este blog por su lado. Así que
escogimos una casa rural donde desayunar pà amb tomàquet y embutido.
Él dice que le gusta
el olor de las vacas. De muchas vacas, juntas, criándose. A mi, no demasiado. A
mi me gustan las florecillas y los animalitos, pero me da un poco de pena saber
su destino final: las panzas de los humanos. Salimos a ver las vacas lecheras,
que miraban con pachorra, y los terneritos, con cara de susto.
Un día nos echamos a
los volcanes, cerca de 5 horas andando. No es lo mismo caminar por el Eixample
que por la Fageda d’en Jordà. Creo que él pensaba que iba a desfallecer, o a
quejarme todo el rato. Pero no. No es que tuviera ganas y no lo hiciera para no
darle la razón. Es que no tenía ganas, aunque a veces pareciera Dark Vader
intentando respirar con normalidad. Es sólo que a veces no me llega demasiado
bien el oxígeno a las células, cariño.
Y yo, que siempre he
sido de ciudad, que ni siquiera tengo pueblo materno al que ir durante los
veranos de poco presupuesto, sentí ganas de irme a vivir a la montaña. Montar
una tiendita, hablar en la radio local, tener un huerto. Y perros y gatos. Y
llevaría vestidos de flores para recoger lechugas y tomates.
Por las noches
intentamos identificar constelaciones y estrellas importantes, pero no pasamos
de la Osa Mayor. Los murciélagos volaban cerca. Al entrar a la casa la chimenea
estaba encendida y yo me preguntaba cuanto iba a durar un cielo tan brillante.
Y despertábamos con
sonido de gallo repetitivo y algo afónico. Al abrir las ventanas, montañas y
vaquitas. Hay vida más allá de la ciudad.
Que levante la mano
quien en los últimos meses ha fantaseado con vivir en el campo. Ok, sí, ya os
he contado y sois un montón.
OMG!!! Yo también he vuelto con ganas de casa en el campo, cada una más bonita que la anterior... Y también he paseado por la Fageda d'en Jordà, ¿te imaginas que nos hubiéramos encontrado? En todo caso, voy a confesar que esta es una de mis listas preferidas de todos los tiempos. El campo es lo más. Las vacas son lo más. Voy a cerrar los ojos y escucharla entera mientras recuerdo árboles y verde y campos con flores amarillas y cielos despejados.
Ui, me he dejado el título de la canción de Andrew Bird. Es "Oh, no" :)
ResponderEliminarhagamos un pipiéxodo al campo!! ;)
Me encantan las listas de Eva, las empecé a escuchar hace poco por que trabajo todo el día y casi todas las páginas están capadas, no vemos videos ni escuchamos música ni un largo etc.
ResponderEliminarHasta que un fin de semana me lie a escuchar una tras otra, y muchas gracias estoy descubriendo mucha música y recordando otra tanta.
Está bien vivir en el campo cuando tienes la posibilidad de desintoxicarte algún día llendo a la ciudad, yo vivo en semicampo, es decir un pueblo muy pequeño con alguna vaquería y muchas tierras de cereales.
ResponderEliminarBonitos relatos.
Un beso
pues yo hace unos 8 años que vivo en el campo y se está de coña!
ResponderEliminarla lista está muy bien; por el rollo "campo", hubiese puesto también alguna canción de neil young.
Yo fui a La Fageda la semana pasada, a una súper masia de las de verdad, y también me habría quedado. Que volcanes, que caballos, que vacas y que yogures...
ResponderEliminarun iogurt!!!
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