JOSE LUIS SAMPEDRO, COMPROMISO Y LUCIDEZ

Estoy como loca de contento porque a raíz de querer poner el link a la entrevista del programa "Singulars" ayer, estuve viendo algunas otras entrevistas pasadas y encontré a un hombre que me dio motivos para estar contenta -y triste a la vez de pensar que el mundo no se entera de la misa la mitad-.




Mientras iba escuchando no pude evitar ir transcribiendo partes de la entrevista, para que, como si fuera un buen libro, pudiera volver a ello a menudo. De hecho, he pensado que me vendría bien ponerme de vez en cuando la entrevista mientras limpio o hago patrones, de audio de fondo, en lugar de ver Sálvame (que me da otras muchas lecciones de la vida también).

No respetamos nada. He leído a veces que hay hijos que pegan a sus padres, y a sus maestros. Pero es que el respeto tiene que extenderse a más cosas, tiene que extenderse a la naturaleza, deberíamos respetar a los seres vivos, a las cosas de la naturaleza. Otras culturas, que llamamos “primitivas”, declaran sagradas una fuente, un árbol, como algo que hay que estimar, que tiene vida, que es sagrado por esa razón. Para nosotros eso es un objeto de comercio, de explotación, de venta o de alquiler. De modo que en respeto estamos fatal.

Al poder actual no le interesa formar ciudadanos, sino consumidores y productores. Y la iglesia reprocha que se quiera adoctrinar a los niños con los cursos de ciudadanía, cuando ella lleva siglos adoctrinando con sus mitologías.

El ataque a Irak, que se llama “preventivo”. ¿Hemos pensado lo que quiere decir “ataque preventivo”? Eso quiere decir la ley de la selva, porque simplemente el más fuerte dice: ah, yo creo que me van a atacar estos, voy y los machaco. Eso es la ley del más fuerte, porque el más débil jamás hará ataques preventivos porque  si lo hace lo machacarán a él. 

Estamos muy ricos en técnica y muy pobres en sabiduría. La sabiduría no es el arte de hacer cosas, es el arte de vivir. Se puede vivir sin hacer muchas cosas y se pueden hacer muchas cosas sin saber vivir. La mayor parte de las personas que uno ve por la calle sabe hacer muchas cosas, se mueve todo el día, se está agitando todo el día, y no sabe vivir. Hoy, en gran parte, el hombre de una ciudad civilizada y urbanizada es un servidor del sistema y de mas maquinas (...) se pasa el día alimentando cosas y sosteniendo cosas, cuando sencillamente podría vivir mejor. No soy un adorador de los  técnicos en absoluto, hay otras cosas en las que se puede pensar. Naturalmente llega un instante en que necesitamos a los técnicos, pero al servicio “de”, lo que no está claro son los fines. ¿Cuales son los fines de la vida? ¿Para qué estamos vivos? Estamos vivos para vivir, para hacernos, para realizarnos, para dar de cada uno de nosotros todo lo que puede dar porque así tendrá todo lo que puede recibir. Pero para eso, para empezar, hace falta libertad. Y para tener libertad hay que tener libertad de pensamiento. El poder se asegura de que no tengamos libertad de pensamiento, nos educa para que pensemos lo que el quiere que pensemos. Eso lo consigue en la infancia con las doctrinas, en la sociedad con los medios, la publicidad, el mercado. Podremos pensar en los fines de la vida (...) es ganar en satisfacción personal, ser más lo que uno es.

La libertad es como las cometas, vuela porque está atada.